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El lugar, de Mario Levrero

 

El lugar, de Mario Levrero

Por Nicolás Villarino


*


“El lugar”, de Mario Levrero, bien podría ser el intento de ficción de la incertidumbre:


“En la oscuridad total, mis ojos buscaron una referencia y se volvieron a cerrar 


(...) Fue entonces cuando mis ojos se abrieron


(...) Advertí varias cosas: que hacía frio, que ese lugar no era mi dormitorio, que estaba acostado sobre un piso de madera sin colchón ni cobijas, en una oscuridad total; y que tenía puesta la ropa de calle


(...) Mientras buscaba a tientas algún elemento conocido, se me plantearon las preguntas de rigor: dónde estaba, cómo había llegado allí”


Como se ve, los comienzos no siempre se dan en territorio conocido.


“(...) con la certeza de que pronto todo habría de ajustarse con una explicación sencilla: la borrachera en una fiesta, la tormenta que me había sorprendido en una casa ajena, la aventura inusual que me había llevado a dormir fuera de casa…”


Se intenta asimilar la ocasión a la experiencia previa. Pero el intento resulta en vano.


“Mi memoria se había detenido, empecinada, en un hecho trivial: y se negaba a ir más allá: una tarde soleada, otoñal, y yo que cruzaba la calle en dirección a una parada de omnibús; había comprado cigarrilos en un kiosco, y daba algunas pitadas al último de un paquete que acababa de tirar a la calle hecho una bola; llegaba a la esquina y me recostaba contra una pared gris. Había otras personas, dos o tres, esperando también el ómnibus. Pensaba que esa noche Ana y yo iríamos al cine. En ese punto se detenían los recuerdos”


Si no todo es recuerdo, hay un momento en el cual las cosas se juegan en otro lugar, en otro escenario.


“Mis manos encontraron ahora una pared, y pegado a ella comencé a recorrer lentamente la habitación buscando una ventana o una llave de luz


(...) luego de cierto trecho mis dedos reconocieron el marco de madera de una puerta, luego la puerta misma, y finalmente su picaporte”


En un momento parece haber una salida, pero ¿es posible salir de uno mismo?


“No intenté abrir de inmediato; me tranquilizó saber que había una salida, pero se me creó la inquietud de no saber si era procedente que yo la utlizará; pensaba en gente durmiendo, o en alguna actividad que mi presencia pudiera molestar; o que por algún motivo, no me conviniera ser visto allí: apelé de nuevo a la memoria, pero no obtuve el menor indicio de donde estaba, ni de por qué estaba allí. Me sentí al borde de un ataque de nervios. Traté de controlarme.”


“tenía necesidades físicas urgentes: hambre, frío, ganas de orinar, y mis huesos necesitaban reposar sobre algo blando”


La dificultad aquí carece de matiz, pareciera que todo viene al mismo encuentro, el de alguien que no sabe en qué punto está, y apenas sabe quien es.


“Bruscamente tomé el picaporte y lo hice girar; en primer término empujé la hoja de la puerta hacia afuera, luego tiré de ella hacia mí, pero en ninguno de los casos obtuve resultados”


Llegué a un nuevo rincón de la pieza y muy cerca de él, al parecer enfrente de la otra, hallé una nueva puerta. Las manos me temblaban al hacer girar el pomo: empujé la hoja y esta vez si, la puerta se abrió. Me encontré ante una nueva oscuridad”


En “El lugar”, Mario Levrero explora con apenas algunas coordenadas de movimiento (ir hacia adelante, sin la posibilidad de volver) la infinidad de la pesadumbre y el desarraigo del protagonista. No se sabe de donde éste proviene, y por qué, pero sin dudas la certeza en juego es la posibilidad de no poder volver a un momento anterior, fallido o perdido. Es esa posibilidad lo que hace que aquel hombre se arroje al hecho de tener que actuar con urgencia, aunque ello implicara la decepción recurrente de volver al mismo lugar; de abandonar a alguien que cruzó en el camino y con el que había desarrollado cierto estima; o no tener aseguradas ni las mínimas garantías a la hora de seguir. 

Lo que logra el autor es sumergir al lector en la atmósfera asfixiante, aplastante, de total angustia, que se desliza entre éste y por los reparos de la conciencia del personaje, al igual que todos sus actos. El lugar es la novela donde no hay puntos de referencia, y eso es lo  que hace poner en marcha la actitud del protagonista, quien trata de combatir la inercia, algo que insiste desmedidamente, en su máxima expresión.
















*Mario Levrero © I. Mati



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